Así como de la noche a la mañana nos convertimos en un país bicolor llego el día en el que todos comenzamos vibrar por una pasión, ese día en el que 23 muchachos mas todo un equipo técnico lograron mezclar algo que a mi parecer era muy semejante al agua y al aceite, algo que por todo lo que se había venido viviendo se creía nunca volvería a unirse. Pero así fue, lo hicieron, nos convirtieron a todos en un país que quiso dejar ideologías y colores a un lado por un momento y teñirse de VINOTINTO, y de esta forma demostrar (aunque suene al peor cliché de la vida) que con esfuerzo y con ganas se pueden lograr cosas que pueden parecer imposibles.
Por mi parte, mas allá de una simple felicitación les puedo dar las gracias, por habernos llenado de orgullo, por unirnos, por hacernos celebrar, por hacer que gritemos con el corazón, por hacernos sentir que una derrota no es motivo para decaer, al contrario es motivo para tener más ganas y entender que de verdad nos importa lo nuestro y por sobre todo gracias por devolvernos gran parte de esa IDENTIDAD NACIONAL que muchas razones se había perdido.
Y a mi país le digo que esto no se queda aquí, que no hay que sentirse triste, tenemos que celebrar por estar en un cuadro final de una Copa América y que tenemos que seguir ahí, llevando ese color vinotinto siempre, con orgullo, si tienes tu camisa vinotinto úsala, no esperes que venga un partido para ponértela, hagamos que se convierta en un símbolo, que se vea en las calles como se suelen ver camisetas del Real Madrid o del Barcelona, por nombrar algunos.
De nuestra parte queda que esa identidad nacional que recuperamos, se mantenga aquí por tiempo indefinido.
GRACIAS VINOTINTO.